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Fecha: 03/02/03

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Con diversos actos programados desde el Servicio de Otorrinolaringología del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete

LOS OTORRINOS HAN CELEBRADO HOY LA FESTIVIDAD DE SU PATRÓN, SAN BLAS

Los médicos especialistas en Otorrinolaringología de la capital albaceteña han celebrado hoy día 3 de febrero la festividad de su patrón con varias actividades organizadas por tercer año consecutivo, entre las que destaca el reparto de panecillos del Santo bendecidos.

Consulta de ORL en el Hospital Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

Las actividades han sido organizadas por el Servicio de Otorrinolaringología del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete y se han llevado a cabo a lo largo de toda la mañana de hoy lunes. En ellas ha participado personal sanitario en activo y jubilado.

A las 9.30 horas se programó en el Salón de Actos del Hospital General Universitario de Albacete la conferencia “Tratamiento del Neurinoma del acústico con radiocirugía” a cargo del Dr. Larrea, del Servicio de Radioterapia de la Clínica Virgen del Consuelo de Valencia.

A las 12 de la mañana se celebró la santa misa en la capilla del Hospital, en donde se bendijeron los panecillos del Santo. El reparto de panecillos se realizó entre las 13 y 14.30 horas en las áreas de consultas externas de los hospitales General Universitario y Perpetuo Socorro, habiéndose repartido un total de 1000 panecillos traídos de las localidades de Elche de la Sierra y Balazote.

Cuenta la tradición que el que come este pan en el día de San Blas, que fue médico, obispo y mártir, no padece de la garganta. El panecillo se puede utilizar como vacuna, si se come hoy, o como tratamiento, guardándolo y comiéndolo duro después cuando se tiene alguna enfermedad de la garganta.

La última cita de esta festividad se produjo a las 15 horas, con la celebración de una comida de hermandad.

La historia de San Blas como patrón de los Otorrinolaringólogos, se remonta al siglo IV después de Cristo. La ciudad de Sebaste, en la antigua Armenia, fue su patria y de ella fue obispo. San Blas oraba en la cueva del monte Argeo y allí acudían enfermos, e incluso animales, que sanaban de sus enfermedades al recibir sus bendiciones. Entre otros milagros, al orar al Señor logró sanar a un muchacho que tenía una espina clavada en la garganta.